Cuando algo empieza por casualidad nunca sabes como acabará, pero solo hay dos posibilidades: bien o mal, no hay más.
Esto empezó un viernes con un cruce de miradas, un adiós y un pensamiento posterior de "¿Habré hecho bien en saludar? Seguro que si". Creo que ninguno de los dos sabia que acabaríamos así, por otra parte eso es lo mejor. Porque ahora recordamos ese día como algo inesperado, como el comienzo de algo nuestro. Ese algo nadie se lo esperaba, posiblemente, ni nosotros mismos...Pero desde ese 24 de Septiembre de 2010, ese algo es algo si, pero algo nuestro.
Han pasado dos años, mucho ha llovido desde entonces aun así lo recuerdo con perfecto detalle: ropa, lugar, hora, tiempo...todo. Las cosas bonitas son difíciles de olvidar la verdad.
Esta historia es de las que muchas personas desean tener, o por lo menos muchas de las personas que conozco desean tener una historia así. De las que empiezan con disimulo, que nadie sabe nada (ni se lo huelen), que hay peleas malos y buenos momentos, aunque estos últimos son más abundantes, de las que se dejan y se retoman, de las que se llora, se ríe y se llora de la risa. De las que gustan.
Por eso hoy, que llevo un año y poco más viviendo esta historia se que algo así merece la pena continuarlo y luchar por ello día a día. Porque empezó de casualidad, sin quererlo. Ahora se que las casualidades existen y aunque el destino esta escrito cualquiera puede meterse en tu vida y cambiártelo.
"Subiría todos los pisos de las Torres Gemelas besándote y los bajaría igual"
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